Día Mundial del Hábitat y Día mundial de la Arquitectura

Generales

El primer lunes del mes de octubre se celebra en el mundo dos festividades que tienen mucho en común: una es el Día Mundial del Hábitat y la otra es el Día Mundial de la Arquitectura.

Ambas celebraciones comparten el mismo día por decisión de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en 1996 cuando se decidió que la arquitectura sea asociada con el desarrollo urbano sostenible, que fuera propuesto por la comisión de Hábitat de la ONU en 1985.

Este año se fijó que el tema del Día Mundial del Hábitat son las "Economías urbanas resilientes. Las ciudades como motores de crecimiento y de recuperación".

Se quiere reflexionar acerca de cómo las ciudades pueden prepararse para la recuperación después de las crisis económicas globales. Este lema propone generar los mecanismos para recuperar las dinámicas de las ciudades luego del impacto negativo del COVID-19.

¿Por qué celebrar un Día del Hábitat?
El gran detonante aparece en 1980 al detectarse que cada vez más personas de zonas rurales, abandonan sus hogares y se trasladan a las ciudades, con el deseo de conseguir un mejor estilo de vida. Esto impacta en los índices poblacionales de las ciudades y repercute negativamente en el desarrollo agrícola de los países, la preservación de la cultura en diferentes regiones y el abandono de un sector productivo que traerá consecuencias en el futuro.
 
Las proyecciones señalan que para el 2030 el 60% de toda la población mundial habrá abandonado los campos, asentándose en las periferias de las ciudades y sin una buena planificación. Esta migración podría traer zonas deprimidas, pobreza, delincuencia, desempleo, contaminación y enfermedades.
 
Nuestra profesión juega un rol fundamental en la generación de acciones para mitigar el impacto de esas proyecciones, ya que somos actores claves para el acceso a una vivienda digna, que se asequible y sustentable con el medio ambiente.
 
Según datos de la misma ONU-Hábitat, se estima que para el año 2030 cerca de 3.000 millones de personas necesitarán tener acceso a una vivienda, esto se traduce en el 40% de la población del mundo.
 
La construcción de dichas viviendas también conlleva una planificación en cuanto a servicios públicos, sistemas de drenajes pluviales y saneamientos de las aguas servidas, como también una mejor infraestructura en las redes eléctricas de los países, para evitar la saturación y colapso del sistema eléctrico de cada nación.

Por ONU

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